Mensajes de Amor para pedir perdón a tu pareja, novi@ o relación

Actualizado 19 junio, 2018

La vida tiene un curioso rasgo: no hay ensayo y error, no hay exordio ni antesala para una obra principal, sino que estamos viviendo, valga la redundancia, desde el principio. Y eso contrae crasos problemas, que resolvemos como podemos, debido a que aprendemos al andar. Y en el amor ocurre lo mismo: hay errores, equivocaciones, perfidia, malas interpretaciones y tantas otras desviaciones. Cuando eso sucede de buena fe no está mal pedir perdón, si se soslaya cualquier conato artero. Bajo esos lineamientos está pensada esta entrada, por eso aquí te mostramos mensajes de amor para pedir perdón a tu pareja, novio o novia.

Mensajes de amor para pedir perdón

El perdón nos libera y también nos emplaza en una situación de superioridad.

¿Se puede perdonar luego de una gran desazón? ¿No hay algo que se rompe profundamente? ¿No nos volvemos de alguna manera parcos, timoratos y temerosos con esa persona que ya nos dañó? Solo en lo íntimo tenemos una respuesta para ello.

Tal vez no podamos realizar un perdón. Pero no importa tanto si conseguimos salir adelante, si logramos dejar de lado cualquier mácula. Entonces podremos decir que la indiferencia es la mejor solución.

Debemos volvernos escudriñadores de esa persona que nos engañó y no caer de nuevo en sus artimañas. Si falló una vez puede fallar dos.

Pero si realmente las disculpas son sinceras y el amor no se fue, no hay necesidad de prolongar la agonía de nadie.

Hay una delgada línea entre aceptar el perdón y, sin embargo, hacer sufrir al otro por el error. La ecuación correcta es más simple y menos truculenta: se perdona o no.

Tal vez la otra persona realmente caiga en la realidad y se de cuenta lo que podría perder ante semejante actitud injusta, equivocada o sencillamente idiota.

 

El zorro ha sido históricamente un animal catalogado como taimado, astuto; pero en el sentido negativo. Sus artimañas son varias y siempre sale airoso. No es bueno que perdonemos a zorros.

La cuestión es siempre lograr la libertad. Sea en el perdón o en la indiferencia, tenemos que sacarnos esa carga ponzoñosa que nos lastima, que no nos deja ver las cosas como son, una que nos agrada por lo dañino pero que no suma.

Si en el amor hay desafío, riesgos, corazonadas, ¿por qué no dejarse llevar por eso nuevamente? ¿Tienes miedo a sufrir de nuevo? Nadie te culpa de ello, naturalmente.

El perdón no debe ser un arma de los taimados y malvados. Una suerte de palabra mágica para que la otra persona vuelva a acceder, como si nada hubiera ocurrido. No, lo repetimos: el potencial ser que perdone debe aprender a analizar cada gesto, accionar, actitud y yerbas similares.

Vivir sin enemistades y odios es lo más lindo que puede haber.

 

Elogio del vanidoso: él va caminando seriamente, sus ojos fijos, sin vislumbrar el entorno. La gente piensa que es un vanidoso; pero se equivoca. Erra de manera crasa porque esta es la figura de quien perdonó y es libre como un pájaro.

Y tenemos el ejemplo de Jesús como la persona más apta para perdonar y siempre poner la otra mejilla. A él le fallaron muchos, incluso su propio pueblo ¿Le importó? No, dio su vida de todos modos.

 

El amor si existe perdona, porque ve más allá del error o se da cuenta que tal equivocación la puede cometer cualquiera ¿Hay seguridad de que no se caiga otra vez al mismo pozo? Nunca, pero, lo repetimos: la vida es un desafío, una empresa difícil, casi un albur.

Perdonar nos hace sentir bien si se lo ejecuta desde el corazón y todos los sentimientos.