Actualizado 19 junio, 2018
¿No sucede a veces que sentimos que no vivimos el momento? Y eso entiéndase de un modo metafórico, claro está: no lo aprovechamos. Nos convertimos, entonces, en una suerte de espectadores pasivos; sabemos que podríamos dar mucho más, que se le podría extraer hasta el último zumo a ese acaecimiento a priori importante ¿Qué se puede inventar? Por lo menos una manera diferente de intetar disfrutar, estar más abiertos a lo que nos gusta y dejar de lado cualquier inquina innecesaria. Lo bueno es que siempre se presentan flamantes oportunidades, como el caso de estas: te presentamos imágenes con mensajes de cumpleaños para un amigo o amiga. Porque siempre es importante estar desde el cariño.
Imágenes con frases de feliz cumpleaños para un amigo
Un amigo realmente es una luz y ya sabemos que las luces son amigas contrastantes de la oscuridad. Se necesida del dolor, del barro, para anticipar esa moraleja de lo bueno, porque así resalta más y lo valoramos de otra forma seguramente. Los cumpleaños son excelentes oportunidades de demostración.
Cuando queremos realmente no solo desarrollamos una capacidad de empatía absoluta en las malas, eso de ponernos en el sitio que ocupa el otro y condolernos en las desgracias; sino que también efectuamos operaciones similares en la bonanza. Queremos la felicidad del amigo porque, tras un extraño rodeo, eso nos hace felices a nosotros ¿Todo es egoísmo, al fin y al cabo? ¿Solo vemos nuestra cara una y otra vez? Eso desquiciaba a los moralistas del pasado; hoy ya no tanto.
Querer la mejor vida, anhelar que los sueños de esa persona que tanto amamos se cumplan y, sobre todo, que su vida se confunda con el mundo onírico por su naturaleza de lo increíble. Hay una hermosa felicidad en esos deseos, algo así como un vitalismo gregario donde respiramos en comunidad y necesitamos en comunidad.
El amor siempre será la clase de todo. En estas circunstancias donde observamos cómo actuamos sentimos que nos hemos superado ¿Acaso yo he hecho eso? Seguramente nuestra conciencia se sorprenderá; somos muy desprendidos con quienes nos conmueven a cada rato.
Las celebraciones de esta clase son instancias de ratificación para una amistad. Es muy simple la ecuación: cualquier ligazón afectiva que tengamos debe renovarse a cada momento y no quedar petrificada, anquilosada por costumbre, imperativo de mayores o cualquier cosa. La amistad es libertad, así que deberemos, en todo caso, decidir en cada instante sobre su continuación o anulación.
Sabemos que los cumpleaños son jornadas especiales para quien es el afortunado o afortunada. De súbito nos convertimos en protagonistas, no estamos acostumbrados a ello; pero en el fondo, en lo íntimo, lo disfrutamos. Es lindo dejar de ser anónimo, supernumerario y darte cuenta que muchas personas te quieren.
Un cumpleaños es un mimo y un excelente reflejo para quien atraviesa su natalicio ¿Por qué? Debido a que siempre la contestación del cariño es una respuesta a lo que hemos dado, a cómo hemos sido con esas personas que nos dan su amor en la jornada y en cada día.
El ser humano tiene una limitación: no es Dios, por lo tanto desea y desear es una carencia, porque se anhela lo que no se tiene. El fragmento de demora dependerá de muchas cosas, de coyunturas sumamente diversas; por eso la paciencia en estas cuestiones es vital. Si tu deseo es un bello cumpleaños, tal vez se cumpla al instante.
La edad es solo un número para aquellas personas que han aprendido una gran lección de la vida ¿Cuál es? El tiempo es reltivo, por ende pesa más por cualidad que por cantidad. Vivir para vegetar no es algo satisfactorio; preferible ser una breve llama que con su incandescencia llene todo.
¿Qué le deseamos a un gran amigo? ¿Conocemos sus sueños? ¿Sabemos un poco de sus anhelos? Ser amigo no es una simple caratula, un rótulo para acrecentar el orgullo de uno mismo, sino un trabajo, placentero; pero muchas veces a destajo. Por ende los interrogantes iniciales casi que no tienen sentido; los verdaderos amigos siempre saben mucho de sus pares, incluso más que ellos mismos de ciertos tópicos.
La vida son instantes, momentos pequeños que se viven como absolutos y que dejan una huella indeleble en la memoria ¿Cuál es la máxima satisfacción? Poder contar con muchos de aquellos, tenerlos guardados de correcta forma y acudir a ellos para obtener una sensación placentera, rememorar lindas experiencias.
Que las palabras afloren en los cumpleaños, que las reservas se agoten y que las especulaciones se terminen. Sí, con los amigos esas cuestiones no deben existir. Comprendemos que un extraño implique una economía de guerra casi en las palabras; pero en las amistades la transparencia y la abnegación es un imperativo categórico.
Feliz cumpleaños para aquellos amigos que tanto hacen en nuestra vida, que la convierten en un campo hermoso, lleno de flores que nunca se marchitan.
Los regalos no son solo físicos, por más que el presente puede ser una materialización del amor. Pero sí; en estas cuestiones somos idealistas y sabemos que lo que pasa por nuestro cuerpo es mucho mayor de lo que cualquier cosa puede expresar.
Tener muchos amigos no solo es provechoso estratégicamente en una sociedad que a veces es aviesa, sino que habla muy bien de la persona que cuenta con semejantes prójimos: algo habrá hecho, en el buen sentido. Los amigos, de todos modos no se poseen, no son propiedades, ya que no dejan de ser libertades que nos eligen en cada instante.
¿Felicitar por cumpleaños? ¿Es una competencia? Y sí, a veces la vida es ardua y uno se pregunta por qué actuamos así en semejantes fechas. Pero sale solo y es maravilloso.
Que la felicidad te abrace en semejante fecha y que realmente no te suelte más. Naturalmente, para que eso suceda no basta la suerte; a esta hay que ayudarla.
Cualquier acto de reconocimiento en semejante jornada es bendición para el amigo. Es que a este no le interesa el presente grandilocuente, ni las horas que les aboques, sino simplemente la disposición, las ganas, la demostración fehaciente de que en un cúmulo de pensamientos, en forma de torbellino, él apareció. Sí, eclosionó en tu mente.
Pensar en el otro es maravilloso ontológicamente, debido a que da cuenta que el ser del otro existe para uno, que hay reciprocidad, simetría, casi un fundamento humanista por antonomasia.
Queremos que la vida no sea un valle de lágrimas o un emporio para el sufrimiento. No, que sea placentera, divertida, llena de lo que suele llamarse un poco enigmáticamente felicidad. Y utilizamos ese adverbio porque a tamaño continente cada quien lo llena con su contenido.
Recordar el cumpleaños de un amigo es casi una obligación, desde el primer momento que la amistad es empatía, es ponerse en los pies del otro y considerar lo importante desde esa óptica que es ajena y propia. Un buen ejercicio para aplicar en otras coyunturas, también.
Te siento tan cerca mío, amigo, aunque estés lejos; eso poco importa.
En tales jornadas la importancia aparece, porque un solo acontecimiento como el cumpleaños estalla en otros que concitan momentos maravillosos.
La amistad es una bendición, un regalo de la vida que seguro se nos otorgó por lo que somos. Nunca lo desaprovechemos; sería un despropósito en miles de sentidos.