Actualizado 19 junio, 2018
«A la gente le faltan valores», escuchamos en muchas partes ¿Qué es no tener valores? ¿No será que en todo caso encarnan diferentes? Y ahí posiblemente esté la respuesta, lo que no modifica un problema sumamente perentorio: el trabajo de esos valores. Dijimos encarnar porque justamente los principios morales no nos esperan en una suerte de cielo platónico, siendo un remedo lo que se ve aquí abajo, una mala copia. No: realmente el valor es la acción, con sus desvios, su recursividad, sus puntos principales para tener en cuenta. Bajo esa coyuntura, te mostramos imágenes con frases sobre los valores éticos, morales y familiares. Un tópico para pensar siempre.
Imágenes con frases sobre valores éticos y morales
Es siempre importante tener en cuenta los valores. Para ponderarlos, estudiarlos, para reconocer cuando las personas los utilizan o los desdeñan como la peor de las cosas. Particularmente no consideramos que el ser humano sea avaloral, sino que a veces suele tener algunos valores mal vistos, dudosos para los terceros.
Los valores, por lo menos los principales, deberán ser sumamente insustituibles, algo así como naturalezas imperativas. Porque en el mundo de lo relativo, todo se cambia, el pragmatismo fluye, hoy se está con Dios y mañana con el Diablo. Aunque suene difícil, tratemos de ser los más puros que podamos en ciertas cuestiones, siempre y cuando las alternativas lo permitan.
Y decimos las circunstancias o alternativas porque el ser humano no vive en el cielo y está sumido en millones de prácticas, ideas, proyectos contradictorios ¿Qué es hacer el bien? ¿En qué lugar se encuentra lo absoluto bondadoso? Yo ayudo a Jacinto, pero tal vez Juan se enoje por ello. Ser morales es dicidir, es reconocer que se está sumido en el barro de la historia y se lucha por lo mejor siempre.
Cualquier clase de modificación debe venir de uno ¿Eso indica que los otros no actúan? No, eso realmente sería una tontería; pero seamos sinceros: lo más cerca que tenemos es a nosotros mismos y, un ser humano normal, con todas sus factultades sanas, puede dar cuenta por lo menos a sí de sí. De ahí que cualquier ruptura o modificación empiece por uno.
Decimos algo que tal vez no pensamos. Y la explicación de ello es muy simple: en nuestro arcón interno podemos ser absolutos, pero a fuera todo se relativiza y tenemos suma consideración de los momentos, las personas y mucho más. Somos más taimados de lo que pensamos; a veces los valores siguen caminos terriblemente tortuosos, sí bien como se lee, con esa total cacofonía de la palabra y del alma.
Es importante, a nivel valoral, siempre considerar la palabra ajena no como una afrenta, sino como un punto de vista, respetando la diferencia, la divergencia ¿Por qué siempre consideramos lo propio como lo mejor? ¿A qué se deba que surja incluso odios sustantivos ante lo distinto? Hay un desarrollo de una subjetividad muy especial en la humanidad, un común denominador que se vislumbra en cualquier cultura en el tiempo y espacio.
La humildad nunca es reducir tu ser por debajo del promedio. No, acá nadie pide suplicios, hostigamientos a la propia persona ni martirios. En todo caso poder dejar de lado las pasiones propias, tratar de desarrollar empatía, cavilar constantemente sobre el otro; esas cuestiones en definitiva se pueden entender como humildad, valor más que necesario.
No seamos y actuemos con doble discurso. Se divisa por doquier seres humanos que censuran lo ajeno justamente por tal cualidad, a pesar de saber, en lo profundo, que poseen análogas taras ¿Lo propio no cuenta? ¿No tenfría que ser al revés: la subjetividad importante para mejorar sin cesar? Somos seres perfectibles y ese es el primer gran paso: considerar que medramos.
Dícese que Licurso, gran legislador espartano, no sabía cómo hacer para que sus cuidadanos no actuaran bien en ausencia de la auteridad. Por eso inventó toda una retahíla de deidades que supuestamente observarían hasta lo minúsculo, en una época lejos del panoptismo contemporáneo. Bueno: la buena persona, la correcta, es la que actúa en justa medida sin observadores sempiternos.
Amor, nulidad del odio, es un verdadero valor moral si nos lleva a actuar correctamente, claro está. Siempre la ética será objeto de nuestros denuedos, sobre todo en una época en que el pensamientos laico tanto terreno ha ganado.
La actitudes ajenas predisponen la propia. Ahora bien, siempre surge la gran duda ¿Respondemos mal con mal, violencia con violencia? ¿O nos elevamos sobre esa realidad mezquina?
Los valores se encarnan y nunca serán absolutos. A veces consideramos que todo es tan relativo, que depende de cómo lo visumbre el espectador. Solo hay un ojo que ve y nunca podremos comprender la totalidad. Andamos a tientas, pensamos que lo que realizamos es correcto, bregamos por ello y nos encaminamos a un espíritu superior, en todo caso, para recapacitar o continuar en los denuedos.
¿Qué sería de este mundo si sintiéramos más empatía? ¿Si realmente nos pudiéramos colocar en el cuerpo del otro? Seguramente sería algo mucho mejor.
Incluso poco importa si encontramos móviles egoístas en todas partes, ya que esto no es formalismo alguno, sino pura materialidad y acción. La falta de tolerancia, de honestidad, de integridad, bondad y cuestiones atinentes tarde o temprano repercutirán contra ti. Sí, aquí no hay ninguna explicación metafísica; simplemente es la realidad de la praxis.
A veces es mejor pensar una, dos, cientos de veces lo que uno reflexiona si lo contrario conlleva dañar, empeorar climas o faltar el respeto a la otra persona. Debemos ser un poco más humanos, y con esto decimos aquí solo una cosa: poseer tacto, esa habilidad de percibir momentos específica.
Hay que tener, siempre, mucho valor para hacer lo correcto; pero consideramos que vale la pena.
Imágenes con frases sobre valores familiares
La familia siempre exuda muchos valores que son importantes compartir, porque justamente ese contexto específico producirá los cuidadanos del mañana ¿Se imaginan que la regla fuera una mala familia? ¿Acaso eso no es la sociedad devorándose a sí en su desarrollo? Lo sustantivo siempre lo será.
Cualquier valor que pensemos como el respeto, la humildad, el cariño, la abnegación, la misericordia o la integridad, por ejemplo, tendrán un terreno bien fértil en esos individuos que han sido criados bajo la luz de aquellos. El ser humano en un principio es una arcilla maleable, eso es algo que nunca tenemos que perder de vista.
Célula vital de nuestra vida, primer sitio donde comprendimos que es amar, respetar, proteger, sentir abnegaciones y también lo contrario. Suele decirse que la familia funciona como una agencia psíquica de mayor tamaño, puente intrincado entre el sujeto y la sociedad; el mediador por antonomasia.
Si queremos proteger a la familia, lo primero es siempre promover el mejor precepto, otorgar el insuperable ejemplo. Las familias son vitales, ergo, se las debe cuidar desde el primer momento, sobre todo en esa tarea tan sublime que es la crianza de niños que vienen al mundo, quienes serán los cuidadanos del mañana.
Los valores siempre serán un tópico intrincado por su complejidad, por la relatividad muchas veces expuesta de su utilización y por el choque que se produce en un mundo donde realmente no coincidimos. Cuestiones que sin lugar a dudas sirven para pensar siempre.